29/6/14

Una piedra abundante y sorprendente, el ágata es un tipo de calcedonia, por lo tanto pertenece a la familia de los cuarzos de cierta manera. Está compuesta de millones de partículas cristalinas que no son cristales en si mismas sino criptocristales, es decir, son tan pequeñas que no pueden detectarse ni con microscopio.  Las capas concéntricas del ágata se formaron en burbujas de gas formadas en el magma incandescente o bien al llenarse de ácido silícico durante las erupciones volcánicas. Usualmente muestra aros o anillos de colores, giros, crestas, ojos, círculos e incluso paisajes y escenas en variadísimos colores teniendo cada uno su vibración específica.

Corazón de piedra con ágata azul de La Gata Flaca Joyas

Debido a sus formas múltiples y multicolores, al ágata se le ha llamado “La Piedra Sagrada del Astral”.  El mundo astral ha sido descrito como la 4ª dimensión, el mundo del deseo; dividido en diversos planos desde los mas bajos hasta los más altos. Por este motivo, se la asocia con el mundo del pensamiento y lo imaginario.  El contacto con esta piedra hace que nuestra visión resulte espiritualizada.  Ella abre nuestros canales de percepción hacia otras dimensiones y nuestra mente hacia lo subjetivo, permitiéndonos presenciar lo que sería inimaginable para la mente materialista.  El ágata nos permite aceptar la existencia del mundo sutil, de los cuerpos sutiles y la interrelación y responsabilidad de nuestros pensamientos y sentimientos con nuestro mundo físico.


Para las sociedades arcaicas el ágata era una ventana mágica abierta al mundo de los dioses, a través de la cual podían comunicarse directamente con ellos.

Al ser una piedra de origen mayoritariamente volcánico, en ella la presencia del fuego se halla muy acentuada y actúa como fuente de inspiración y creatividad.

El ágata también estimula y desarrolla facetas inexploradas y desconocidas de nuestra personalidad haciendo que tomemos conciencia de ellas. Hace asomar a la superficie deseos latentes y despierta el valor y la voluntad para enfrentarnos a nuevas experiencias. También estimula nuestra emotividad y nuestros impulsos tanto amorosos como sexuales.

Sus patrones y dibujos de forma irregular fueron asociados a la  espontaneidad y a la libertad.  El ágata nos transmite sed de libertad e impulsos libertarios en nuestro comportamiento y nos da la capacidad de utilizarlos al máximo.  Al abrir la imaginación, ella extiende nuestro espacio interior, amplía nuestros horizontes y trasciende nuestros límites destruyendo las cadenas de los prejuicios y el miedo.

El ágata azul, en concreto, es una excelente piedra curativa. Su suave energía es relajante y calmante, aportando paz mental. Es efectiva para activar y curar el chakra de la garganta, nos ayuda a expresarnos con libertad. Cuando no logramos expresarnos y hay un bloqueo en la garganta se generan dolores de cabeza, tensiones en cuello y espalda, infecciones del aparato linfático y las amígdalas, dolores de garganta y problemas de tiroides.

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