26/10/12

Hola gatit@. Convaleciente como estoy de mi primer resfriado de la temporada, de repente he recordado que, si como yo, no te llevas bien con la medicina alopática, tenemos un gran aliado para prevenir el ataque de los virus invernales: el cobre! Sorprendid@? Sigue leyendo y verás!


Buses, teléfonos públicos, cajeros automáticos, edificios públicos, oficinas e incluso hospitales, son lugares de contacto permanente entre personas que circulan exponiéndose a enemigos invisibles como bacterias, virus y hongos.

Lavarse frecuentemente las manos con jabón y mantener las superficies bien limpias con la ayuda de desinfectantes es el consejo habitual para prevenir los contagios en estos espacios públicos de alto tráfico.

Conocido por su gran capacidad como conductor eléctrico y utilizado desde la antigüedad para la fabricación de utensilios de uso doméstico; necesario para una serie de funciones del organismo humano, el cobre es también un poderoso antimicrobiano de amplio espectro.

Esta aplicación del cobre era conocida por los médicos del antiguo Egipto, que lo utilizaban para esterilizar heridas y potabilizar el agua. Los fenicios, por su parte, usaban planchas de cobre para impedir que los moluscos y otros organismos marinos se adhirieran a los cascos de sus barcos, fenómeno conocido como biofouling. A mediados del Siglo XX, durante la segunda guerra mundial, los soldados japoneses colocaban pedazos de cobre en sus botellas de agua para prevenir la disentería.
“La cantidad de sustancias químicas que se sabe que tienen poder antiséptico y, en el ser humano y los animales, la cantidad de drogas antibióticas de que se dispone” son el motivo por el cual se dejó de utilizar el cobre como antimicrobiano, señala el Jefe del Laboratorio de Microbiología y Probióticos del INTA chileno, Guillermo Figueroa.

Llega un momento, agrega el Profesor Figueroa, “en que la cantidad de microorganismos resistentes a los químicos y a los antibióticos” se convierte en un problema mundial. Como consecuencia, en 2008, la Agencia de Protección Medioambiental de los Estados Unidos, EPA, certificó al cobre como primer metal antimicrobiano y promueve su utilización en los hospitales.

Además de bactericida, fungicida, antiviral y alguicida, el cobre es esencial para la vida. “Sin cobre los seres vivos se mueren porque se necesita para la producción de glóbulos rojos, glóbulos blancos, de las plaquetas”, explica el Dr. Manuel Olivares, profesor titular del INTA. Es imprescindible “para todos nuestros mecanismos de defensa; incide en el metabolismo del colesterol, los niveles de glucosa, la presión arterial, y es clave en el desarrollo del feto durante el embarazo”.

La incorporación de cobre en superficies de contacto, accesorios y equipos en recintos hospitalarios, de acuerdo a experiencias realizadas en Estados Unidos y Chile, reduce el riesgo de infección, al actuar como un antimicrobiano de amplio espectro, señala Guillermo Figueroa. “El cobre tiene actividad redundante sobre 4 o 5 aspectos relevantes del microorganismo”, agrega.

La diferencia fundamental del cobre con los desinfectantes químicos o los antibióticos es que mientras todos ellos son curativos, la acción de este metal es preventiva, ya que actúa antes que la infección se produzca.

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